La Inteligencia Artificial (IA) es una de las tecnologías más prometedoras y disruptivas del siglo XXI.
Su capacidad para realizar tareas que requieren inteligencia humana, como el reconocimiento de imágenes, el procesamiento del lenguaje natural, la toma de decisiones o el aprendizaje automático, ha despertado el interés y la inversión de empresas, gobiernos e instituciones de todo el mundo.
En los últimos dos años (2022 y 2023), se han producido varios hitos y avances en el campo de la IA que han demostrado su potencial para transformar diversos sectores y actividades económicas, desde la agricultura hasta la salud, pasando por la educación, la manufactura, el comercio o los servicios financieros.
Uno de los ejemplos más destacados ha sido el desarrollo y lanzamiento de ChatGPT y Bard, dos chatbots inteligentes capaces de generar textos coherentes y relevantes a partir de una entrada de texto o voz.
ChatGPT es el resultado del trabajo de OpenAI, una organización de investigación sin ánimo de lucro fundada por un grupo de empresarios e investigadores, entre ellos Elon Musk y Sam Altman.
Bard es el producto de Google, que ha utilizado su modelo lingüístico LaMDA para crear su propio chatbot.
Ambos chatbots han causado sensación entre los usuarios y los medios de comunicación por su capacidad para mantener conversaciones fluidas y naturales sobre cualquier tema, así como para ofrecer respuestas actuales y de alta calidad a preguntas de cualquier tipo.
Sin embargo, también han generado algunas polémicas y críticas por los posibles riesgos éticos y sociales que conlleva su uso, como la difusión de información falsa o sesgada, la violación de la privacidad o la sustitución del trabajo humano.
Estos chatbots no son los únicos proyectos de IA que han llamado la atención en los últimos años. También se han presentado otras herramientas basadas en esta tecnología, como DALL-E, un generador de imágenes a partir de texto, o Copilot, un asistente de programación que sugiere código a partir de una descripción. Estas herramientas han mostrado la versatilidad y la creatividad de la IA, así como su capacidad para facilitar y mejorar el trabajo de profesionales de diversos ámbitos.
Todos estos proyectos de IA han requerido una gran inversión en investigación y desarrollo, así como en infraestructura y datos. Por ello, las empresas que los han impulsado han recibido una gran cantidad de dinero, tanto de inversores privados como de programas públicos, que han apostado por el futuro de esta tecnología.
Según los datos recopilados por diferentes fuentes, algunas de las empresas que más financiación han recibido por sus proyectos de IA en 2022 y 2023 son las siguientes:
- OpenAI: Ha recibido una financiación total de 11.300 millones de dólares en siete rondas, pero también ha reportado unas pérdidas de 540 millones de dólares en 2022, el doble que en 2021.
Su principal inversor es Microsoft, que aportó 1.000 millones de dólares en 2019 y se convirtió en su socio exclusivo para el uso de su plataforma en la nube Azure.
- Bard: Hasta los momentos, Google no ha revelado la cantidad exacta de dinero que ha invertido en su chabot inteligente, pero se sabe que la compañía lleva tiempo usando la inteligencia artificial para mejorar el rendimiento de su buscador y que ha lanzado otras herramientas basadas en esta tecnología.
- Hugging Face: Ha recaudado 2.000 millones de dólares en mayo de 2022 y se ha convertido en un unicornio.
Su plataforma de código abierto para el procesamiento del lenguaje natural alberga lo más parecido a los modelos plug-and-play, que los desarrolladores utilizan para entrenar chatbots y otras herramientas para sus propias organizaciones.
Su plataforma de soporte automatizado para la IA ayuda a las empresas a etiquetar, limpiar y mejorar sus datos para entrenar sus modelos.
Su plataforma de soporte automatizado utiliza la IA conversacional para resolver problemas de los empleados, como restablecer contraseñas, reservar salas de reuniones o solicitar equipos.
- MotherDuck: Recaudó 45,9 millones de euros en marzo de 2022 y logró una valoración de 169 millones de euros.
Su herramienta DuckDB es una base de datos que funciona en dispositivos locales y permite realizar consultas rápidas y complejas sobre grandes volúmenes de datos.
Además de estas empresas privadas, también se han lanzado programas públicos para financiar proyectos de IA en sectores estratégicos, como la industria, la salud o la educación.
Por ejemplo, el Gobierno español ha puesto en marcha el programa Misiones de I+D en Inteligencia Artificial, con un presupuesto total de 70 millones de euros; y la línea de ayudas Activa Financiación, con un presupuesto total de 50 millones de euros.
Estos son algunos ejemplos de la financiación que ha recibido la IA en 2022 y 2023, lo que demuestra el interés y el potencial de esta tecnología para la economía y la sociedad.
Sin embargo, también se plantean desafíos y riesgos asociados a su adopción, como la necesidad de contar con talento cualificado, infraestructura adecuada, datos fiables, regulación ética y socialmente responsable, y seguridad y privacidad de la información.
Por ello, se requiere una estrategia integral que tenga en cuenta estos aspectos y que se adapte a los objetivos, capacidades y contexto específicos de cada actor involucrado en el desarrollo y uso de la IA.
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