El diamante negro fue tallado de nuevo paran crear tres gemas individuales/ Foto: Cortesía Getty Images |
Desde tiempos inmemoriales, las joyas han sido objeto de fascinación y han sido testigos de algunos de los capítulos más interesantes de la historia.
A continuación, algunos de los diamantes y perlas más famosos del mundo y las historias que encierran.
El Orlov Negro es un diamante negro de 67,5 quilates que se dice que proviene de una mina en la India y que fue adquirido por el conde Grigory Orlov para su amante, la emperatriz rusa Catalina la Grande, en 1774.
Sin embargo, estudios recientes han puesto en duda esta historia, ya que los expertos consideran improbable que el diamante procediera de India y dudan de la existencia de Nadia Vygin-Orlov, una supuesta princesa rusa a quien habría alcanzado el maleficio de la gema.
Lo que sí se sabe es que el diamante fue tallado de nuevo para crear tres joyas individuales con la esperanza de romper la maldición.
Debido a ello el Orlov Negro fue montado como colgante con una corona de laurel rodeada de diamantes.
En 1969 el actor Richard Burton le regaló a Elizabeth Taylor la famosa Peregrina/ Foto: Cortesía Getty Images |
Con un peso de 202,24 gramos (50,56 quilates), la perla fue comprada inicialmente por Felipe II de España para su esposa, la reina María I de Inglaterra, y pasó de generación en generación entre la realeza española antes de caer en manos del hermano mayor de Napoleón, José-Napoleón Bonaparte.
Mucho más tarde, en 1969, fue comprada por el actor Richard Burton para Elizabeth Taylor y fue montada en un collar diseñado por Cartier.
La Peregrina fue vendida por la casa de subastas Christie's de Nueva York en 2011 por US$11.842.500, lo que la convirtió en la perla natural más cara subastada hasta entonces.
El diamante Hope con su hermoso e inusual color azul es una de las piezas más valiosas del Museo Smithsonian, en Estados Unidos/ Foto: Cortesía |
El Hope es otra gema hechizante con un pasado siniestro. El diamante "maldito" Hope, el cual es la joya de la corona de la Colección Nacional de Gemas del Museo Smithsonian.
En 1668, Luis XIV de Francia compró el diamante, que fue robado durante la Revolución Francesa en medio de rumores de que el monarca y María Antonieta habían sido víctimas de su maldición.
Pierre Cartier incrustó el Hope en el llamativo collar de diamantes blancos que ahora adorna, y que venció a la malograda heredera minera Evalyn Walsh McLean en 1912.
En 1958, el entonces propietario del Hope, el joyero Harry Winston, lo donó al Museo Smithsonian, en Estados Unidos, en lo que Arabella Hiscox, especialista en joyas de Christie's en Londres, considera "una muy inteligente desgravación fiscal".
El brazalete Pantera de Wallis Simpson rememora la célebre historia de amor entre Wallis Simpson y el rey Eduardo VIII, quien abdicó al trono británico en 1936 para estar con la socialité estadounidense.
Fue diseñado por Jeanne Toussaint, apodada 'La Panthère' por Louis Cartier, quien concibió sus primeras joyas inspiradas en el felino en los años 1910.
El brazalete fue subastado por US$12,4 millones, alcanzando un nuevo récord mundial para un brazalete de joyería.
Camilla no llevará puesta la corona de la reina madre, el próximo 6 de mayo durante la coronación, por los reclamos de varios países para que devuelvan el diamante/ Foto: Cortesía Getty Images |
Uno de los diamantes tallados más grandes del mundo, el Koh-i-Noor, de 105,6 quilates, es también una de los más controvertidas joyas de la Corona británica.
Se cree que fue extraído en el sur de India en la época medieval, pero su procedencia escrita se remonta a 1628, cuando adornaba el trono con incrustaciones del soberano mogol Shah Jahan.
En 1739, el gobernante persa Nader Shan saqueó el trono durante su invasión de Delhi y se llevó el diamante a lo que hoy es Afganistán.
Según la revista Smithsonian, la piedra "pasó por las manos de varios gobernantes en un episodio sangriento tras otro", antes de volver a India, donde cayó en manos del gobernante sij Ranjit Singh en 1813.
La Compañía Británica de las Indias Orientales, que por entonces estaba colonizando gran parte del subcontinente asiático, se enteró de la existencia del diamante y, encantada con su estatus mitológico, decidió reclamarlo.
Así lo hicieron en 1849, obligando al heredero del trono del Punjab, de 10 años de edad, a renunciar tanto al diamante como a su soberanía, y entregaron el Koh-i-Noor a la reina Victoria.
La piedra apareció en la Gran Exposición de 1851, en la que fue objeto de burlas por su falta de brillo, y posteriormente se volvió a tallar y pulir, entre rumores de que llevaba una maldición.
El Koh-i-Noor adorna actualmente la corona de la difunta reina madre, pero los gobiernos de India, Pakistán, Irán y Afganistán han exigido la devolución de este singular símbolo de la conquista colonial.
Las joyas, a menudo asociadas con riqueza, poder y glamour, han sido parte integral de la historia de la humanidad durante milenios.
A través de estas piezas preciosas podemos aprender sobre la cultura, la moda y la sociedad de épocas pasadas, y recordar a aquellos que las poseyeron y las hicieron famosas.
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